martes, 4 de septiembre de 2012

QUÉNTAR


En las tierra del Cortijo de Prado Montero, propiedad de la familia del maestro granadino de la pintura Gabriel Morcillo Raya que falleciera el año 1973, pueden verse algunas esculturas que reflejan motivos naturales: un mochuelo, un ánsar con las alas desplegadas o dos cabras monteses, una de las cuales, sobre el Pantano de Quéntar, fue desastada por algún energúmeno descabezado. Hay también azulejos con hermosas frasecillas del poeta Manuel Benítez Carrasco, una bella arboleda, un chopo centenario, un precioso reloj de sol y una ermitilla al aire libre consagrada a Santa María de los Labradores: escalinata, confesionario, una campana sobre un risco, la pila del agua bendita, una alta cruz que da cobijo a la Virgen y una vereda recoleta que le da acceso. Y bajo esta bella ermita que tiene por cúpula el alto e inconmensurable cielo hállase la fuente del mochuelo, agua fresca devuelta por el corazón de la montaña a las albercas, los olivos y los cañaverales del lugar. En resumen, un lugar idílico que invita al recogimiento y a la contemplación y a la exaltación de Dios, o de la Naturaleza, según se quiera. Al cabo apenas hay diferencia...
   Esta es la cabra que hay sobre la Loma del Duc. La figura mira al norte y el contraluz está tomado hacia las diez y media de la mañana de este uno de septiembre. Se alza a unos 1130 metros de altitud sobre el nivel del mar.

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